miércoles, 1 de febrero de 2017

No tienes por qué hablarme, ni por qué escucharme. Ni tienes que verme, ni que preguntarme, ni tienes que echarme de menos. No tienes por qué reflexionar con todo, ni tienes que creerme.

Nada, no tienes por qué. Pero ojala quisieras.

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